domingo, 30 de octubre de 2011

Las claves del entrenamiento de 10 km

Las claves del entrenamiento de 10 km



Pese a la demostrada versatilidad de los 10 km, a lo largo de este artículo trataremos de enfocar nuestro ataque a la distancia como un fin en sí mismo, es decir, no considerándolos un trámite necesario de cara a aventuras mayores.

Al igual que sucedería con cualquier otra prueba que nos planteemos afrontar, lo primero es establecer las bases de nuestro objetivo de forma realista, atendiendo a nuestras características y nivel como corredores. Será la fórmula ideal para evitar desánimos, frustraciones y, en el peor de los casos, lesiones. Nos ayudará mucho revisar escrupulosamente nuestro método de entrenamiento para analizar posibles errores, y barajar conceptos fundamentales (antiguos y novedosos) de la mano de algunos de los mejores entrenadores y corredores.
Aunque, como señala Fernando Marquina, atleta acreditado con 31:30 y preparador de algunos de los más destacados corredores veteranos del país, “no existen las recetas generalistas. Lo que para un tipo de corredor sirve, para otro no. Por eso la importancia de personalizar en la mayor medida de lo posible el entrenamiento”. Hecha esta interesante consideración, pongámonos piernas a la obra.
KILÓMETROS NECESARIOS
Acabar una prueba de 10 km está al alcance de un amplio espectro de personas, ya que su entrenamiento no demanda un esfuerzo descomunal. Guillermo Ferrero, entrenador del récordman nacional de 10.000 m, Fabián Roncero, opina que para ese objetivo “bastaría con 30 km a la semana -si es posible un poco más, pero nunca más de 40- repartidos en tres sesiones”.
Eso sí, los que pretendan hollar cotas más altas, por ejemplo bajar de los 40 minutos, tendrán que correr “entre 50 y 60 km semanales, divididos en 4 ó 5 sesiones. Las cifras son referencias, pero en ningún caso aconsejo hacer más de 80 km”. Entre estos dos ejemplos hay una infinidad de casos particulares que deben ajustar su volumen kilométrico atendiendo a la lógica que dicte su nivel. Para hacernos una idea del abismo que separa a los populares “medios” de los profesionales, Ferrero apunta que “un corredor de élite no debe bajar de 110 km en plena temporada, ni de 130-140 en pretemporada. Alguien que pueda asimilar 80-90 km debe ser considerado como un buen corredor popular”. Llegados a este punto aprovechamos para volver a recordar (una vez más) que todas las referencias a los métodos de entrenamiento de los “pros” publicados en la revista deben servir como meros instrumentos de orientación y conocimiento, nunca de ejemplos a seguir.
DÍAS DE SERIES O CAMBIOS
Franc Beneyto es entrenador de más de 50 atletas (mediofondistas y fondistas) y desde su experiencia aconseja que “si alguien entrena 4 días semanales uno debe dedicarlo a las series o cambios de ritmo; una semana cortas y la siguiente largas. Si se entrena 5 días lo suyo es reservar dos a este tipo de trabajo (uno de largas y otro de cortas). Las distancias variarán de 200 a 600 m (cortas) y de 800 a 2.000 (largas). El número oscilará dependiendo de tipo de serie -por ejemplo, 2 x (5 x 1.000 m), 5 x 2.000 m, 3 x (5 x 500 m) o 3 x (8 x 200 m)- pero no del nivel del atleta, es decir, creo que debe hacer las mismas repeticiones alguien que quiera bajar de la hora que de los treinta minutos. Lo único que se modificará será el ritmo. Otro factor importante es la recuperación; como norma general considero que debe durar el tiempo necesario para que el atleta pueda hacer la siguiente al mismo ritmo. Me gusta hacer las series a un ritmo homogéneo, menos la última, que debe ser la más rápida, simulando el final de una competición. El calentamiento adecuado será 15-20 minutos de trote suave. Y después de realizarlas, fundamental soltar otros 10 minutos muy suaves para eliminar el ácido láctico y oxigenar la musculatura.
RODAJES
Son la base de la preparación, la herramienta indispensable para adquirir resistencia, y por lo tanto les tendremos que dedicar el mayor número de sesiones. Según Marquina: “Hay que hacerlos 3 o 4 días a la semana. Los normales deben ser de una hora de duración, y la tirada larga (1 día a la semana) como mucho el doble de nuestra mejor marca en la distancia, es decir, alguien que tenga una mejor marca de 40 minutos, deberá rodar 1:20. Tratemos de realizarlos de manera progresiva, pero sin buscar un aumento de velocidad; que sea el cuerpo quien lo marque. No olvidemos que además de para ganar fondo también son necesarios para ayudar al cuerpo a regenerar entre sesiones específicas (series, ritmos controlados, cuestas, gimnasios, etc.), por lo que pasarnos de ritmo impedirá que cumplan con su función”.
TRABAJO DE FUERZA
A menudo el corredor se centra en las series y olvida que los beneficios obtenidos de trabajar la fuerza pueden ser casi igual de cuantiosos. Beneyto opina que “al principio de la temporada lo mejor es hacerlo con una o dos sesiones de gimnasio, ejercicios con el propio peso, gradas, escaleras, multisaltos o balón medicinal. Luego pasaremos a las cuestas y de ese modo incidiremos sobre la fuerza específica. Los que entrenen cuatro días semanales basta con que las hagan un día cada dos semanas, y los que entrenen cinco, uno día cada diez. La longitud puede variar entre 150 y 500 m”.

sábado, 29 de octubre de 2011

Aumenta tu inmunidad natural



Nuestro sistema inmunológico se entrena cada día y se hace más fuerte ante las infecciones, salvo que estas sean muy peligrosas o que el sistema inmunológico esté muy débil por estrés, enfermedades o por falta de alimentos.

Al crecer nuestro sistema se va perfeccionando y somos más resistentes, en teoría porque la vida que llevas puede hacerte más débil: si comes mal, tienes estrés, duermes poco y/o entrenas demasiado.Si te identificas con los síntomas, empieza a trabajar antes de que llegue la estación fría para mimar a tus defensas.



1. Sigue una dieta equilibrada. El sistema inmune necesita un aporte adecuado de vitaminas y minerales para funciones correctamente.
2. Mantén el peso adecuado. Los extremos acaban con el sistema inmune, tanto si sobran como si faltan kilos, si no dispones de las calorías suficientes cada día o si te sobra grasa, las células no funcionan correctamente.
3. Evita las dietas rápidas. Las dietas “milagrosas” o las pérdidas de peso rápidas por motivos diversos (un problema, estrés, un “finde” loco, etc.) alteran el sistema inmunológico y lo dejan sin energía para defenderse.
4. Controla tus “ansias deportivas”. Si entrenas en exceso, si sientes agotamiento, cansancio, falta de energía, etc. te fallan las defensas y se abre un agujero en tus defensas por el que entran las infecciones. En cambio si practicas ejercicio de forma habitual, adaptándote a tu nivel, edad y cambios en la vida, tus defensas se hacen fuertes.
5. Pon un ajo en tu vida. La fama antivampiros del ajo empieza por su capacidad para eliminar bacterias, virus y hongos, de ahí su nombre de “antibiótico natural”. Aunque el aliento no te lo agradezca, a tus pulmones les viene muy bien los compuestos azufrados que desprende.
6. Busca el “aire libre”. Intentan hacer ejercicio al aire libre, donde tus pulmones se pueden oxigenar y se limpian. Evita hacer deporte en ciudades contaminadas o en gimnasios donde se acumulan muchas personas que pueden ser una fuente de infecciones.
7. Lávate las manos frecuentemente. Una medida de higiene tan básica que se aprende en la guardería, es la forma más eficaz de prevenir las infecciones. Las manos tocan todo y los agentes patógenos “cogen” el tren entre sus pliegues y son transportados hasta la boca, a los alimentos que comemos, la ropa, etc. con facilidad.
8. Frótate cada día. Aprovecha cada mañana para cepillarte la piel con una esponja de lufa o un cepillo que ayuda a eliminar las células muertas y a eliminar las toxinas. Después acaba la ducha con agua fría para estimular la circulación y acostumbrarte al frío, haciéndote más resistente a los cambios de temperatura.
9. Evita tocarte la cara con las manos sucias. Por la misma razón que la anterior, deja tu nariz, boca, ojos y orejas quietas, pues son las puertas a tu interior.
10. Vacúnate si estás en riesgo. Las vacunas para protegerte de la gripe son adecuadas para laspersonas con defensas bajas.
11. Corta por lo sano. Cuando notes los primeros síntomas de infección empieza a cuidarte inmediatamente. El mejor remedio es meterse en la cama en cuanto llegues a casa y empezar a tomar zumo de limón, agua y miel. También puedes aumentar la dosis de vitamina C a entre 500 mg y 1 mg al día y la de zinc de 20 a 40 mg al día.
12. Duerme tus horas. Cada persona necesita dormir unas horas al día, normalmente entre 6 y 8 horas, respeta el tiempo del sueño pues algunas de las células de defensa se producen durante el descanso. Una de las formas más fáciles de prevenir una infección es dormir más. Cuando ya has caído enfermo, es el cuerpo el que pide descanso para recuperarse.
13. Utiliza la cabeza cuando entrenes el cuerpo. No intentes seguir el entrenamiento de Maurice Green para hacer el récord del mundo en los 100 m, si sólo puedes correr en los ratos que te quedan entre el trabajo, familia, amigos y ocio. Busca un plan de entrenamiento compatible con tu vida para mejorar tus marcas y no lleves al cuerpo al límite de lo imposible.
14. Controla el alcohol. Una copita de vino tinto al día parece ser un buen remedio para mantenerse sano, pero el alcohol debe tomarse con moderación, vamos que las copas del fin de semana no son un buen desinfectante para tus tejidos.
15. Pon un yogur en tu vida. No te hace falta gastar mucho dinero en productos para tus defensas, el yogur natural de toda la vida, preferentemente biológico, contiene millones de bacterias que ayudan a mantener la flora intestinal y te mantienen a salvo de las infecciones.
¿BAJAN MIS DEFENSAS DESPUÉS DE CORRER?
Es muy corriente entre las personas corredoras que presenten infecciones de vías respiratorias altas (faringitis, laringitis, anginas, etc.) el día después de hacer series o de correr una carrera muy larga como un maratón. Se produce porque el esfuerzo intenso abre una ventana a la infección durante dos o tres horas después, por lo que es muy importante que nada más acabar la serie o carrera nos abriguemos muy bien para estirar y no perdamos tiempo de charla. Nada mejor que una ducha y una sopita caliente si hace frío.
¿QUÉ DEPORTE AUMENTA MIS DEFENSAS?
Karate, judo, defensa personal, kick boxing… je, je. Bromas aparte no hay un deporte perfecto, pero casi todos los estudios se han hecho con personas corredoras. En uno de ellos se comprobó que hasta un 61% de los corredores populares presentaban menos resfriados desde que habían empezado a correr. Hay otros estudios hechos con nadadores y ciclistas profesionales, que han comprobado lo contrario: son más propensos a infecciones, pero no te olvides de que son atletas de elite y es difícil extrapolar sus resultados a tu nivel popular. Seguro que tú entrenas menos tiempo y más relajado que los que han ido a las Olimpiadas por lo que tus defensas salen ganando.

domingo, 23 de octubre de 2011

III CARREIRA POPULAR ARUMES DO CORGO 2011



Nunha estupenda tarde para ser o mes de outubro e cunha boa participación tanto de atletas como de público celebrouse a 3ª edición desta carreira. Deixovos algunhas fotos  e a clasificación final da proba. Dominio absoluto por parte de Gustavo Platas seguido de Juan Pena Holguín e José Manuel Corral. Moi boa a actuación dos atletas do Monte Segade encabezados por Tito Gallego que acadou a 10 posición na clasificación xeral sendo 1º na súa categoría. Noraboa a todos os participantes.

Fotos.

Clasificación.

domingo, 16 de octubre de 2011

Pulsómetros: Todo lo que debes saber

Antes de empezar debes tener muy encuenta estos cinco consejos.
1 El pulsómetro debe dejarse más bien flojo en la muñeca. Si se aprieta demasiado, puede afectar al riego sanguíneo. Señal de alarma: se te duerme la mano.
2 La banda pectoral también debe estar floja. Ajústatela preferiblemente por debajo del músculo pectoral. Para comprobar si está bien ajustada: ponte de pie y tose cinco veces lo más fuerte que puedas. Si no se te cae, es que la llevas bien puesta.
3 Los electrodos de la banda deben estar húmedos para ofrecer una lectura fiable. Si no quieres esperar a que arranques a sudar, mójalos antes con agua del grifo.
4 Después de entrenar, es conveniente poner otra vez la banda pectoral debajo del grifo para lavarla un poco. El motivo es que la sal del sudor puede estropear los electrodos.
5 Si haces ciclismo y no tienes soporte para el pulsómetro, basta con enrollar un trozo de cinta de velcro ancha en el manillar y enganchar el reloj.

Frecuencia en reposo

Indica a qué número de pulsaciones el corazón se encuentra en reposo absoluto. Es la frecuencia que tenemos nada más despertarnos, antes de incorporarnos de la cama. Normalmente, la frecuencia de reposo está entre 55 y 70 pulsaciones por minuto. Algunos deportistas profesionales alcanzan valores inferiores a 45.
Por qué es importante para el entrenamiento
Las pulsaciones en reposo son un buen indicador del estado de forma actual. La frecuencia de reposo ideal no es igual para todo el mundo. Por eso que una persona tenga un valor más bajo que otra no significa necesariamente que esté mejor entrenada.

Frecuencia máxima

La frecuencia cardiaca más alta posible en un esfuerzo máximo. El valor exacto se obtiene con ayuda de unas pruebas de esfuerzo especiales. Para los hombres se aplica la regla práctica de 220 menos la edad, que proporciona un valor muy aproximado. Los buenos pulsómetros tienen funciones que proporcionan una aproximación mejor.
Una prueba alternativa (sólo si tienes un nivel avanzado): 15 minutos de calentamiento; 4 minutos de carrera, bicicleta o natación a ritmo muy fuerte; un minuto a tope; medir las pulsaciones. El método más exacto: una prueba de esfuerzo en un centro especializado (a partir de 50 euros).
Por qué es importante para el entrenamiento
Todas las zonas de entrenamiento están referidas a la frecuencia cardiaca máxima (abreviada FC máx, ver abajo).

Frecuencia de recuperación

Indica lo rápido que cae la frecuencia cardiaca después de un esfuerzo. El pulso se mide nada más terminar el entrenamiento, y una segunda vez pasados unos minutos. Después de una hora de ejercicio moderado, la frecuencia cardiaca no suele tardar más de 10 minutos en regresar al valor inicial.
Por qué es importante para el entrenamiento
Cuanto mejor es el estado de forma, más rápido disminuye la frecuencia cardiaca (ver tabla con valores orientativos).

 

Las 4 zonas de entrenamiento fundamentales

Los límites de cada zona de entrenamiento son porcentajes referidos a la frecuencia cardiaca máxima de la persona. Muy importante: el gráfico se basa en valores aproximados obtenidos con la regla práctica.

Recuperación activa

50-65% de la FC máx. Los entrenamientos en esta zona resultan muy ligeros. Aumentan la salud y contribuyen a la recuperación después de un esfuerzo intenso, pero apenas influyen en el rendimiento deportivo.

Capacidad aeróbica

65-75% de la FC máx. En esta zona el esfuerzo se percibe como moderado. La persona puede mantener una conversación sin problemas. Como en esta zona es donde se quema más grasa, resulta interesante especialmente para quienes quieran adelgazar. Además, así es como se consigue más fondo.

Potencia aeróbica

75-85% de la FC máx. El entrenamiento en esta zona suele percibirse como bastante intenso. Apenas es posible ya mantener una conversación. Este tipo de trabajo mejora la potencia aeróbica. También se utiliza en el entrenamiento interválico (alternando con zonas de menor intensidad).

Capacidad anaeróbica

85-100% de la FC máx. Solo si eres un deportista experimentado debes entrenarte en esta zona. El esfuerzo es agotador. La persona jadea y aumenta la acumulación de ácido láctico en los músculos. El entrenamiento en esta zona pretende mejorar la velocidad en competición. Los beneficios en cuanto a resistencia, pasan a un segundo plano.

jueves, 13 de octubre de 2011

Formula de Karvonen

Realizar test de Karvonen

Para entrenar con un mínimo de rigor ya sabemos que debemos de tener en cuenta nuestras pulsaciones. No es lo mismo hacer un entrenamiento de regeneración a nuestro 60% que hacer unas series de 1000 mts. a nuestro 90% que hacer un entrenamiento de resistencia base a nuestro 70%.
La mayoría utiliza la archiconocida fórmula de 220 (pulsaciones) – edad.  Con esta fórmula sabremos nuestro 100% y sólo tendremos que hacer una regla de 3 para saber las pulsaciones que debemos ir según la intensidad de nuestro entreno.  Ya sabemos que no es 100% eficaz pero nos daba una buena orientación de a que pulsaciones correr.
Pero con esta fórmula nos encontramos con un problema (y bastante grande). Y lo explicaremos con un ejemplo para que se entienda rápido y fácil.
Tenemos a dos personas. Las dos tienen 30 años. Una de ellas (vamos a llamarle Juan), es un deportista amateur que a sus ratos libres se dedica a correr varios días a la semana  y de vez en cuando corre alguna carrera popular de 10 kms, alguna media maratón, e incluso se atrevió con una maratón. La otra (llamémosle Pedro), es una persona sedentaria, que lo máximo que hace es ir a pasear a su perro.
Pues bien, si queremos hacer entrenar a los dos su resistencia base (pongamos al 70%) y aplicamos la fórmula de 220-edad,  nos encontraremos que tanto Juan como Pedro deberán trabajar a las mismas pulsaciones. Los dos irían a correr a unas 133 pulsaciones minuto (ppm). ¿Se nos queda corta la fórmula, verdad? Sólo tiene en cuenta nuestra edad.
Utilizando sólo el sentido común; ¿alguien cree realmente que tanto Juan como Pedro, estarían trabajando lo mismo? Sí, van a las mismas pulsaciones, pero la capacidad de uno es muy distinta a la del otro.
Uno de los indicadores más fiables de nuestro estado de forma son nuestras pulsaciones en reposo. Un cuerpo más en forma y preparado tiene menos pulsaciones por minuto que otro cuerpo que no esté tan en forma. Dicho de otra forma, estamos tan en forma que nuestro corazón hace su trabajo latiendo menos veces (con lo cual nos durará más años. Lo gastaremos menos a lo largo de nuestra vida. Estamos optimizando nuestro principal órgano).
Ahora volvamos a nuestro ejemplo. Juan, deportista amateur, su corazón le late a 50 ppm. Mientras que Pedro, persona sedentaria, amante del sofing, su corazón le late a 80 ppm. Vemos a dos personas de 30 años, pero con un historial deportivo muy diferente. La fórmula de 220-edad, vemos que se nos queda ineficaz a todas luces.
Y aquí es donde aparece la fórmula de Karvonen. Que simplemente lo que hace es incluir la variable pulsaciones en reposo y que por tanto nos determinará con mayor eficacia a que pulsaciones deberíamos correr.
Dicha fórmula es la siguiente:
FC a un % de intensidad = (FC máx. – FC rep) x % de I + FC rep
Simplemente le debemos poner nuestra frecuencia cardíaca máxima (que la podemos sacar de la fórmula 220-edad), nuestra frecuencia en reposo y  la intensidad a la que queremos ir.
Si volvemos a nuestro ejemplo y queremos entrenar a Juan y a Pedro a su 70%, tendríamos los resultados siguientes:
Juan: deportista amateur, debería ir a 150 ppm para trabajar a su 70%
Pedro: persona sedentaria, debería ir a 157 ppm para trabajar a su 70%